Expertos en relojería

Las caras tras el servicio técnico de Jael

Sergio suma más del doble de años que Martín. Sus trayectorias profesionales y vitales tienen poco que ver. Sin embargo, ambos trabajan codo con codo en el taller del servicio técnico de relojería de Jael Joyería: «Para esto no puedes dar por buena cualquier cosa, […] tienes que buscar siempre la excelencia»

En busca siempre de la excelencia

Sergio suma más del doble de años que Martín. Sus trayectorias profesionales y vitales tienen poco que ver. Sin embargo, ambos trabajan codo con codo en el taller del servicio técnico de relojería de Jael Joyería. Y comparten un objetivo final común: que las piezas que revisan y reparan funcionen perfectamente y duren generaciones. Porque el camino puede haber sido diferente, pero el espíritu es muy semejante. «Para esto no puedes dar por buena cualquier cosa», dice el más veterano; «tienes que buscar siempre la excelencia», apostilla el joven.

El taller de relojería ocupa una sala blanca, prístina, en el interior de las instalaciones de Jael Joyería en Santiago de Compostela. En la mesa central trabajan Sergio Doce Rey, de 51 años, y Martín Sanchidrián, de 23. La rodea un estante con máquinas de precisión que recuerdan más a un laboratorio que a una boutique de alta joyería.

Aquí se reciben cada día relojes de todo tipo. Algunos tienen un enorme valor económico y otros son más sencillos, pero casi todos tienen esa carga sentimental que poseen estas piezas. Unos llegan para ser revisados y pronto se van; otros requieren más tiempo y dedicación para detectar y reparar averías en sus complejísimos mecanismos internos.

Servicio técnico de Jael Joyería en Coruña
Sergio y Martín en el taller de Joyería Jael en A Coruña

Un dúo peculiar

El dúo encargado de estas revisiones y reparaciones no puede ser más heterogéneo. Sergio Doce comenzó a trabajar en una relojería en A Coruña con solo 16 años: «Entré como aprendiz en el taller de un amigo de mi padre. En 1998 me incorporé a la plantilla de JAR, en Ferrol, y desde hace unos años estoy en Jael. Llevo más de treinta años en esto», explica. Complementó su formación del día a día aprobando el duro curso de mes y medio al que Rolex sometía entonces a quienes querían trabajar con sus máquinas y cada cierto tiempo asiste a formaciones que le permiten estar a la última. 

«Él aplica un método más tradicional que a mí me suena a chino a veces»

Martín Sanchidrián tiene, como él mismo comenta, «una trayectoria diferente. Estudié automoción y estuve trabajando en Audi durante un par de años. Acto seguido, Chema (Fernández, director de Jael) me propuso que me postulase a candidato a relojero. Hice unas pruebas en Rolex y me estuve formando durante año y medio entre Madrid y Ginebra». Entrar en el proceso no fue sencillo: «Accedimos quince personas a nivel mundial, dos de ellos españoles y un andorrano. Es un curso muy exclusivo. No te piden que sepas mucho de relojería, te hacen una prueba de conocimientos de matemáticas, física y habilidad mecánica y manual y luego te empapas de la manera de hacer las cosas que tiene la marca». 

Son diferentes, pero se complementan, afirman ambos. «Él aplica un método más tradicional que a mí me suena a chino a veces», ríe Martín. «Hay cosas que él no sabe que yo le enseño, pero también muchas que él me enseña a mí», replica inmediatamente Sergio, «sobre todo en lo que se refiere a la tecnología. Hay cosas que antes se hacían manualmente, de forma mucho más laboriosa, y ahora se solucionan con máquinas en un momento».

Sergio reparando un reloj de lujo para Joyería Jael
Sergio reparando un reloj exclusivo para Joyería Jael en Coruña

«Los relojes buenos duran mucho, pero no son eternos si no los cuidas»

De hecho, explica Martín, hay ciertas operaciones que ya no se pueden realizar como se hacían hace solo unos años: «Los estándares de calidad de las marcas son hoy en día altísimos y exigen emplear métodos modernos», explica: «En Rolex, por ejemplo, todo está muy pensado y muy medido. Complicaciones las justas. Son máquinas muy agradecidas de trabajar y muy duraderas».

Aunque, para que funcionen durante décadas y décadas, el propietario tiene que poner también de su parte. «Los relojes buenos duran mucho, pero no son eternos si no los cuidas», advierte Sergio Doce; «siempre recomiendo una revisión cada 8 o 10 años, pero esto depende del uso que le des. Si la pieza lleva golpes o se somete a movimientos bruscos, lógicamente sufre más y los plazos de mantenimiento se acortan, pero en general, en esos 8 o 10 años los aceites comienzan a perder calidades y hay que revisar».

«Siempre hago un símil con los coches», apostilla Martín Sanchidrián, «si a un coche tienes que cambiarle el aceite periódicamente, un reloj tienes que revisarlo. Son artículos de lujo con un gran componente emocional y merece la pena tenerlos en condiciones óptimas de funcionamiento»

«Llevar el reloj a un punto no autorizado puede salir muy caro»

En ocasiones, el mecanismo llega demasiado tarde como para que los relojeros de Jael Joyería puedan hacer algo por él: «Lo peor es que la mayoría de las veces el cliente lo trae cuando se para y entonces la reparación puede ser más complicada y cara, precisamente por esa falta de mantenimiento. Si hace veinte años que no revisas el reloj, lo normal es que haya que cambiarle piezas».

Y, sobre todo, hay que hacerlo «siempre en un taller oficial», insiste Sergio Doce. Llevar el reloj a un punto no autorizado puede salir muy caro: «Nos encontramos con máquinas que se han reparado en servicios no oficiales y, si metes a estos artículos piezas no originales, en primer lugar te garantizas problemas en el futuro; y en segundo lugar, que cuando se te estropee la reparación va a ser muchísimo más difícil». «Cuando no imposible», continúa Martín, «porque hay casos en los que, por desconocimiento o hasta por mala fe, se les hacen cosas a los relojes que acaban por cargárselos.

Cuando los traen aquí como última medida, puede que nosotros ya no consigamos hacer nada. Y es un palo, ya no porque sean artículos con un precio muy alto, sino porque muchas veces tienen un valor sentimental enorme y, por ahorrar, quedan inutilizados».

Martín arreglando relojes de lujo en A Coruña en Joyería Jael
Servicio técnico de relojería arreglando un reloj de lujo

«Si te da igual cómo quede hecho un trabajo, no sirves para esto».

Su arsenal de máquinas desafía al de algunos laboratorios científicos. El servicio técnico de Jael Joyería cuenta con aparatos de altísima precisión para comprobar la estanqueidad de las cajas, el correcto funcionamiento de los calibres, la reserva de marcha o la magnetización de los mecanismos, operaciones que se realizan sin dañar lo más mínimo el conjunto.

«Es más», explica Sergio, «incluso en el pulido de las cajas tenemos protocolos para no rebajar más que la cantidad imprescindible de metal».

Sergio Doce y Martín Sanchidrián han recorrido dos caminos distintos, pero su meta sigue siendo la misma: «La excelencia. Para este oficio», resume Martín, «no vale cualquier persona. Si te da igual cómo quede hecha una cosa, no sirves para esto. Cuando reparo un reloj, mi objetivo es que nadie pueda decir: yo esto lo haría mejor».

Una profesión que se transmite

Cuatro relojeros componen el servicio técnico de Jael Joyería. Dos de ellos (Sergio Doce y Martín Sanchidrián) trabajan en el punto de venta de Santiago de Compostela, mientras que otros dos (Sergio Doce hijo y Cristóbal Pérez) lo hacen en A Coruña.

Como se puede comprobar fácilmente por los nombres, el trabajo de reparación de estos complicados mecanismos es una cuestión de familia: el Sergio coruñés es, efectivamente, hijo del compostelano. La relojería es una cuestión de tradición, podría decirse, puesto que el propio Cristóbal Pérez proviene de una familia dedicada a este oficio. Esto es una garantía que va más allá de su indudable pericia técnica: se lleva en la sangre.

Estos cuatro profesionales se encuentran entre los más cualificados del país a la hora de dar solución a los problemas que una máquina de esta precisión puede dar con el paso del tiempo. Hacer revisiones periódicas y reparaciones en un taller certificado por las marcas, como los de Jael, es condición indispensable para que un reloj conserve su funcionalidad durante generaciones y generaciones.

Servicio técnico de relojería de Joyería Jael en Coruña

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