¿De qué están hechas las joyas? ¿Por qué algunas piezas conservan su esplendor más tiempo? En Jael hemos optado por controlar todo el proceso en la creación y aleación de los metales que son la base de cada producto.
El metal precioso es la base de una joya hecha para durar. Nuestros talleres funden únicamente metales nobles, oro y plata. En el primero de los casos, cabe aclarar una duda que en ocasiones se presenta: ¿es diferente el oro amarillo del oro rosa o del oro blanco? Sí… y no. La base es siempre la misma, el oro amarillo tradicional en las piezas de toda la vida. Las tonalidades que se consiguen para los diseños más modernos son fruto de aleaciones, en las que hay poner un especial cuidado. En cada joyería las fórmulas son únicas y secretas, y cada creador tiene sus métodos, sus preferencias y sobre todo sus gustos.
Por ejemplo, en Jael Joyería logramos el oro blanco aleando el amarillo con paladio a un 11%. ¿Por qué se utiliza el paladio? La razón es simple: su blanqueado dura mucho más. Otra aleación muy utilizada es la denominada liga italiana, pero a nuestro juicio su resultado a largo plazo es peor. Todas las piezas de oro blanco reciben al fabricarse un baño de rodio que aporta brillo al conjunto, y en el caso de las fabricadas con siguiendo la fórmula italiana, una vez esta capa protectora se gasta, el oro blanco amarillea. Sin embargo, al utilizar paladio garantizamos una mayor durabilidad de cada producto. Son, por decirlo de alguna forma, compañeros eternos, atemporales.
En el caso del oro rosa, la aleación se realiza incorporando una mayor cantidad de cobre para aportar esa tonalidad rojiza tan característica. Otra característica destacable de nuestras fórmulas es su baja cantidad de níquel. La razón es que este elemento es el principal responsable de las alergias cutáneas que se pueden presentar entre los usuarios, con lo que apostando por aleaciones pobres en este elemento se consiguen joyas con mucha menos probabilidad de resultar problemáticas.